Castillo de Alcoutim

Desde Sanlúcar de Guadiana hasta Alcoutim Portugal

M. Jose y Ricardo

Su vida transcurre en Barcelona, pero su amor nació en el Río Guadiana

La Boda de M.Jose y Ricardo
Una Boda en el Algarve de Portugal

Sanlúcar de Guadiana, enclavada en el extremo occidental de Huelva, es un pueblo blanco que se asoma al río Guadiana desde una colina. Se ha convertido en un enclave estratégico en la forntera hispano – portugués. Hoy Sanlucar conserva su encanto con calles empedradas, casas escaladas y vistas privilegiadas, vecinos de Alcoutim, al otro lado del Río.
Alcoutim, en el Algarve português, es un pueblo fronterizo con una historia milenaria, Desde el paleolítico hasta el dominio islamico, donde ha sido un punto clave en las rutas comerciales del Guadiana.
Su castillo medieval, construido para proteger la frontera, es hoy uno de sus mayores atractivos. Desde sus murallas se contempla Sanlucar, como si ambos pueblos se miraran desde siempre. Alcoutim es famoso por su fiestas tradicionales y su playa fluvial de PEgo Fundo, un rincón de paz en el interior del Algarve. Hoy, es uno de los rincones más bellos y desconocidos del sur de Portugal.

Hay historias que parecen escritas por el paisaje y esta boda es una de ellas.
Ella de Sanlúcar de Guadiana, Él de Alcoutim. Dos pueblos separado por un Río, un amor que nació cruzando sus aguas.
Fue una fiesta en Alcoutim donde los novios se reencontraron. Ella cruzo el río tantas veces, pero esa noche algo cambió. Surgió un amor apasionado, espontáneo , casi cinematográfico. Hoy con dos hijos mellizos de 14 años y una historia que parece sacada de una película, celebraron su Boda en un lugar donde todo comenzó.

La ceremonia religiosa se celebro en la Iglesia de Sanlúcar, y la fiesta tuvo lugar en el castillo de Alcoutim. UN enclave mágico que se transformó en escenario de ensueño.
Mi diseño se basó en fusionar moderno y barroco: Telas vaporosas, flores blancas aportaban elegancia y frescura, mientras que la piedra del castillo realzaba cada detalle con su carácter imponente. Creamos una zona chill out en unos rincones más mágicos del recinto, donde los colores vibrantes, el terciopelo suave y la madera contrastaban con la arquitectura medieval y ofrecían un espacio de descanso y contemplación.

El cocktail, un espacio encantador.Mantelería Versace, fue una declaración de estilo: atrevido, sofisticado y lleno de personalidad. Las lámparas suspendidas iluminaban el espacio con calidez, y los caminos del castillo se rodearon de velas que guiaban a los invitados entre sombras y destellos. La zona de baile, bajo un cielo de luces cuidadosamente diseñado, se convirtió en el corazón palpitante de la noche. La iluminación fue clave para transformar el castillo en un escenario de ensueño.

Esta Boda no solo se celebró el amor de dos personas, sino también la unión de dos culturas. Fue un homenaje a la historia compartida y a la belleza de lo auténtico.